Personas con discapacidad: consejos prácticos para no dejar a nadie atrás 

La inclusión de las personas con discapacidad es una deuda pendiente. En el mundo una de cada 6 personas vive con alguna discapacidad significativa; en Argentina, más de 1.900.000 personas tienen su Certificado Único de Discapacidad vigente, el 4,1% de la población.

Las diferencias en la calidad de vida de las personas con discapacidad son impactantes: algunas pueden vivir hasta 20 años menos que quienes no son discapacitadas. Además, corren un mayor riesgo de desarrollar afecciones como depresión, asma, diabetes y obesidad. Pero esos no son todos los obstáculos que enfrentan.

Barreras que aún persisten

Hay barreras físicas —veredas sin rampas, escalones, ascensores inaccesibles, mensajes sin subtítulos— y barreras de comunicación que dificultan informarse o participar. También existen barreras programáticas, sociales y de transporte, que complican desde ir al médico hasta encontrar trabajo.

No solo eso: aún hay barreras de actitud: prejuicios, estigmas, miradas paternalistas o suposiciones sobre lo que una persona “puede” o “no puede” hacer.

Acciones para la inclusión

La inclusión de las personas con discapacidad depende tanto de las políticas de los estados como de pequeñas acciones al alcance de todos. Acá, algunas sugerencias —recomendadas por organizaciones internacionales y nacionales— para interactuar de manera respetuosa y facilitar la autonomía de personas con discapacidad.

  •  Personas con discapacidad visual. Es importante presentarse y hablar de frente; y avisar antes de iniciar cualquier acción significa, por ejemplo, advertir si vas a abrir una puerta o moverte de lugar.  Si una persona con discapacidad visual te pide acompañamiento, brindá tu brazo para que pueda tomarse y usá indicaciones claras como “a tu izquierda” o “dos escalones hacia arriba”. Avisá siempre si te retirás. Nunca toques ni distraigas a los perros guía: están trabajando, y si pierden la concentración pueden poner en riesgo a quien acompañan.
  • Personas sordas o con pérdida auditiva.  Hablá mirando a la persona y no a su intérprete de lenguaje de señas (en caso de que esté presente). Usá un ritmo claro y pausado, sin gritar ni sobreactuar; los gritos distorsionan la lectura labial. Si no se comprende, reformulá la frase sin repetirla exactamente igual: por ejemplo, en lugar de “El turno es mañana a las 9”, podés decir “Te esperamos mañana, temprano, a las nueve de la mañana”. Si es necesario, podés complementar con la escritura en papel o en el celular.
  • Personas con discapacidad física o motora. Antes de ayudar, preguntá: cada persona tiene su propia técnica para moverse o transferirse. Si camina con bastón, muletas o andador, acompañá su ritmo sin apurar ni tirar del brazo. Si la charla es larga y la persona usa silla de ruedas, es más cómodo ponerse a su altura visual. No apoyes objetos en la silla: forma parte de su espacio personal. Un punto clave en el entorno urbano: respetar rampas, accesos y áreas de movilidad implica no estacionar frente a rampas, no bloquear veredas y evitar colocar elementos que interrumpan el paso.
  • Personas con discapacidad mental o intelectual. El trato debe ser acorde a la edad: evitar infantilizar ayuda a reforzar la autonomía. Hablá directamente con la persona y no con acompañantes, familiares o cuidadores. Escuchá con paciencia, sin completar frases. Si algo no se entiende, es válido pedir que lo repita con naturalidad.

Atención a las palabras

El lenguaje también construye inclusión. En lugar de “discapacitado”, se recomienda decir “persona con discapacidad”, porque pone a la persona por delante de la condición. Es importante evitar palabras peyorativas —”minusválido”, “inválido”, “retrasado”— y también expresiones paternalistas como “pobrecito” o “angelito”. 

Tampoco es recomendable hablar de “persona normal” para referirse a alguien sin discapacidad ni decir “a pesar de su discapacidad”, porque sugiere que la discapacidad es un impedimento absoluto.

La inclusión no sucede sola. Se construye todos los días.

Fuentes: Estudio Nacional sobre el perfil de personas con discapacidad, Andis.: Guía – Accesibilidad e Inclusión de Personas con Discapacidad, Inadi; Información de las Naciones Unidas; Información del CDC; Cartilla de derechos de personas con discapacidad del Gobierno de Mendoza.

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