Día del médico: 4 profesionales de Ospelsym cuentan sobre su vocación

El 3 de diciembre se celebra el Día del Médico, una fecha para reconocer a quienes dedican su vida a cuidar la de los demás. Para homenajearlos, conversamos con profesionales de los equipos médicos de Ospelsym y les preguntamos por el origen de su vocación y por las experiencias que les dejaron la mayor satisfacción en su carrera. 

Con sus historias queremos reconocer a todos los profesionales de la obra social que día a día, con su trabajo nos recuerdan qué la medicina es, ante todo, un acto profundamente humano.

Belén Leyes, obstetra, miembro del servicio de Ginecología de Ospelsym 

“De chiquita decía que iba a ser médica. ¿De dónde lo saqué? No sé. Nunca tuve ningún problema de salud que me generara ese deseo ni hay médicos en mi familia, pero yo siempre dije que iba a serlo. Incluso jugaba a curar a mis hermanos, que son todos varones y siempre se lastimaban, y yo jugaba a atenderlos.

“En todos estos años viví muchas experiencias. ¡Muchas! Recuerdo una en particular: una paciente llegó a mi consultorio por recomendación de su hermana, quien había tenido un embarazo de alto riesgo, muy dificultoso, que yo había acompañado y que finalmente terminó muy bien. Esta nueva paciente vino a verme buscando respuestas porque hacía más de diez años que intentaba quedar embarazada y no podía. Incluso había perdido un embarazo.

“Empezamos las consultas. No es que yo hiciera algo extraordinario: simplemente iniciamos el control preconcepcional, ordenamos algunas cuestiones de su vida, hicimos interconsultas con médicos de otras especialidades y también trabajamos sobre su salud mental. Con el tiempo, empezó a ordenarse y quedó embarazada. Le llevé su embarazo, que en un momento se complicó, pero luego siguió perfecto. Nació su bebé y, como agradecimiento por todo lo que vivimos juntas, le puso de nombre Belén. Hasta el día de hoy, esa paciente es mi amiga”.

Daniela Pacheco, médico generalista de Ospelsym

“Desde chica quería ser médica, firme decisión que me ayudó cuando terminé la secundaria y me acompañó en momentos en los que la carrera parecía muy larga. Siempre sentí que era mi vocación acompañar a los pacientes, lograr un buen diagnóstico y, esencialmente, apoyarlos desde la empatía.

A lo largo de los años, ser médica me ha enfrentado a muchos desafíos y compromisos. Me llena de alegría cuando mis pacientes, que iniciaron sus consultas viniendo a veces con sus hijos pequeños, los traen luego como adolescentes porque confían en mi atención. También viví situaciones en las que pacientes plantean que un diagnóstico, aunque en ocasiones duro, les ayudó a continuar sus vidas. La satisfacción es aún mayor cuando expresan que se sintieron sostenidos y acompañados en el proceso de enfrentarse con alguna patología.

“Espero poder estar siempre para mis pacientes, además de ser eficiente desde la parte médica. Y espero nunca olvidar la empatía necesaria para ejercer esta profesión porque es eso lo que permite generar la confianza plena en nuestro trabajo”.

Gastón Contreras, miembro del equipo de Traumatología de Ospelsym.


“Hace 20 años, uno de los grandes motivos para elegir la carrera de Medicina fue sumarme a mi grupo de amigos que se iban a vivir a Córdoba para estudiar allí. Yo quería seguir una ciencia biológica que implicara atención personalizada, no un trabajo sin interacción humana. Varios amigos eligieron hacer medicina. Y yo también. 

“Por el tipo de institución donde estudié, el valor humanitario y moral era muy importante. Muchos profesores hacían hincapié en que hacer medicina es estar siempre para el otro. Entendí que, para dar un servicio de calidad, siempre hay que estar en comunicación con el paciente.

“Hoy en día es fácil: les doy mi teléfono y pueden consultarme por una simple duda o si sienten miedo, algo que puede interferir mucho en el estado de ánimo de las personas. Más allá de ser el mejor especialista, antes que nada hay que trabajar con empatía y con solidaridad para resolver problemas. Estar disponible hace la diferencia”.

Kalia Zurita, miembro del servicio Clínica-Diabetología de Ospelsym.

“Desde chiquitita decidí que quería ser médico. Creo que lo aprendí de mi pediatra y de mi madre, que en algún momento también quiso serlo. Yo no podría hacer otra cosa porque amo ser médico, amo servir. Deseo cuidar a las personas, curarlas y acompañarlas en su vida, en todos sus procesos, y sostenerlas.

“Todos los días vivo situaciones que me dan orgullo y me motivan a seguir, sobre todo cuando alguno de mis pacientes se recupera, cuando me dan un abrazo o un beso, cuando me dicen que se sienten mejor, que juntos superamos las enfermedades que padecen, y también cuando hay un cambio leve, una mejoría, aunque sea mínima.

“No solo eso: me hace sentir bien cuando pueden decirme lo que sienten, no solo sobre su enfermedad, sino también sobre las situaciones que esta provoca en su familia. Eso los libera y nos permite enfrentar mejores tratamientos. Y también me hace sentir orgullosa cuando me demuestran que se preocupan por mí.

“Trato de perfeccionarme todos los años para ser mejor médico y para servir mejor a mi prójimo. 

“Soy muy, muy feliz siendo médico y les agradezco a todos mis pacientes que me eligen cada día para acompañarlos en el tránsito de sus enfermedades y lograr mejores cosas para ellos”.

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