Dermatología
Todos conocemos a algún niño o niña que se preocupa de más por su aspecto. Lo que antes era cosa de la adolescencia ahora aparece en la infancia: chicas de 8, 9 o 10 años que no solo se maquillan para jugar, sino que hacen fiestas de cumpleaños que incluyen tratamientos de spa y ya hablan de “rutinas de skincare”, de productos antienvejecimiento y de marcas como si fueran adultas.
El caso que encendió la alarma

El año pasado el caso de una niña de Estados Unidos, Scarlett Goddard Strahan, se volvió viral como un ejemplo de una historia que se sale de control. En quinto grado, Scarlett había empezado a preocuparse por la idea de tener arrugas. Pasaba horas mirando videos en TikTok y YouTube sobre cómo lograr una piel perfecta. Con información de las redes, armó un ritual de limpieza, mascarillas y cremas pensadas para piel adulta. Una noche, su cara empezó a arder y se llenó de ampollas. Por bastante tiempo le quedaron cicatrices y enrojecimiento.
Su caso no es único. Los medios repiten historias de niñas de primaria con quemaduras químicas, irritaciones y alergias por productos que jamás deberían llegar a sus manos Según datos de Estados Unidos de la consultora Piper Sandler, en 2025 el gasto en belleza por parte de los adolescentes alcanzó su pico más alto desde que empezaron a hacer la encuesta en 2001. Además, el 63% de las chicas de entre 12 y 18 años siguen cuentas de influencers de belleza en TikTok e Instagram.
Un fenómeno en crecimiento
Muchos influencers brindan consejos sin discriminar edades ni pieles. No tienen en cuenta que la piel infantil es diferente a la de los adultos y no está preparada para tolerar activos como el retinol, ácidos exfoliantes, hidratantes, tónicos y sueros.
Desde las redes, ya sea en cuentas de celebridades o de desconocidos con carisma, los chicos reciben un bombardeo constante de mensajes que buscan convencerlos de que necesitan tal o cual producto “porque les va a cambiar la vida”. Les dicen que, si no usan cierta crema “su piel va a sufrir”, que van a envejecer antes de tiempo o que tener acné es sinónimo de descuido. Prometen rutinas mágicas que los llevarán a una piel perfecta, luminosa y sin una sola imperfección. Pero detrás de esos consejos lo que hay, casi siempre, es publicidad disfrazada y filtros virtuales que muestran algo que no existe.
Tal es el fenómeno que en el mundo digital ya se acuñó el término “SephoraKids”. Sephora es una marca de cosméticos internacional que apunta a adultos. El concepto es la inquietante tendencia de que cada vez más niños y niñas compran productos de cuidado facial.
Las consecuencias en la piel (y más allá)
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de una rutina innecesaria y mal prescripta para la piel joven? Desde irritaciones leves hasta quemaduras químicas, cicatrices permanentes y daño en la barrera cutánea que puede acelerar el envejecimiento prematuro. También se reportan casos de dermatitis de contacto, alergias graves y alteraciones en la pigmentación de la piel.
Pero hay más: la salud mental también está en riesgo. Psicólogos advierten que la fijación con la apariencia está ligada a baja autoestima, trastornos de la conducta alimentaria, ansiedad y depresión. ¿Qué necesita realmente la piel de un niño o un adolescente? La respuesta de los dermatólogos es contundente: en la mayoría de los casos casi nada. Lavarse la cara con un jabón suave, hidratar la piel si está seca con una crema sin perfume y un buen protector solar. Si tienen acné o algún problema de salud deben consultar a su médico. Nada de rutinas de diez pasos ni activos potentes sacados de redes sociales. Y, mucho menos, comprar la mentira de que ser ellos mismos “no es suficiente”.
Fuente: The Skin Cancer Foundation; Kids Health; BBC; Beauty Matter; Telemundo;




